martes, octubre 25, 2005

Objetividad

Cuando saco una fotografía obtengo una representación de la realidad que es aproximadamente verdadera. Sin embargo, si busco detalles cada vez menores llegará el momento que se romperá la correspondencia. Y es natural que así ocurra, porque referente y referencia son objetos de naturaleza diferente.

Una fotografía color tendrá una correspondencia mayor, una mejor adecuación con el paisaje, que una blanco y negro. Es decir, la primera será más verdadera que la segunda. Sin embargo, ambas son igualmente objetivas, porque las dos representan un objeto que existe independientemente de ellas, de quién las obtuvo y de quién las admira. Lo mismo vale, mutatis mutandis, para las formulaciones del mundo.

La realidad existe independientemente de seres inteligentes que puedan registrarla o "interpretarla". Como decía Bertrand Russell: “El Universo existía mucho antes de que la humanidad existiera y seguirá existiendo mucho después que aquella se extinga”. Todo objeto real es un sistema material o bien parte de él, cuyo comportamiento, estructura y composición están regidos por leyes cognoscibles, aunque tal conocimiento sea parcial y tengamos que estar permanentemente corrigiéndolo. Esta postura filosófica se conoce con el nombre de realismo materialista y conforma la base axiomática de esta discusión.

Debe ponerse énfasis en la diferencia de nivel (epistémico) entre la realidad y las teorías. La primera está compuesta de sistemas materiales, sean ellos átomos, sociedades o galaxias; mientras que las segundas son sistemas conceptuales, inventados para conocer los objetos reales y las leyes que los rigen.

Un concepto es objetivo si, y sólo si, existe una regla que le asigna una propiedad, evento o proceso del objeto real. Una teoría es objetiva si los conceptos que liga son objetivos. Por su parte, un concepto será subjetivo si incluye la necesidad del sujeto que piense dicho concepto.

Las sentencias subjetivas requieren la participación del sujeto en ellas, no obstante cuando se habla de capacidades o características de otra gente, las expresiones pueden ser objetivas. Por ejemplo, la sentencia “Las personas de Buenos Aires no exceden el metro y medio de estatura” es objetiva. Sin embargo, es falsa. Es objetiva porque los conceptos involucrados (persona, Buenos Aires y estatura) tienen referentes reales. (El concepto de persona es uno que se actualiza para cada uno de los individuos de Buenos Aires –gente real, de carne y huesos–. La actualización es verdadera para Alejandra, pero falsa para Facundo.)

En cambio, “El amor es un atributo de los seres humanos” es una frase subjetiva. Pero no porque hable de amor, que es un proceso que se da en el sistema límbico, lo que implica, según la definición, que el concepto de “amor” es objetivo; ni de “seres humanos”, que en este caso, vistos desde afuera, son objetos y no sujetos, sino porque habla de “atributo”. Implícitamente establece la necesidad de un pensador (sujeto) que atribuya la capacidad de amar a los seres humanos (objetos). Para volverla totalmente objetiva, la afirmación anterior podría transformarse así: “El amor es una característica de los seres humanos”. En este caso la sentencia no depende de ningún pensador particular.

Conclusiones. La objetividad no es una propiedad del mundo (e.d. de los sistemas materiales, sus eventos, procesos o estructura) sino de los artefactos teóricos creados para su entendimiento. Por eso el enunciado “el átomo es objetivo” carece de sentido, pero lo adquiere plenamente en “el concepto de átomo es objetivo”.

4 comentarios:

Anónima dijo...

En relación con los dos primeros párrafos, dice Vendell, poniendo también una foto como ejemplo, pero en su caso una foto concreta:

"Ahora que sabemos que ver no es tanto registrar información como procesarla e interpretarla, cada vez estoy más convencido de la máxima posmoderna de que lo único que es de fiar – y para eso tampoco demasiado – es nuestra interpretación de los contextos."

En Verdades reveladas

Y he ido escribiendo más cosas que se me ocurrían pero no acabo de convencerme ni a mi misma, así que sguiré pensando sobre el "conceto" :)

Pero dejo el link, porque de alguna manera me parece que los dos posts, me hacen pensar sobre lo mismo.

Claudio dijo...

La concepción de que la realidad es tal cual la vemos forma parte del realismo ingenuo (y del positivismo): La realidad son los datos. No estoy de acuerdo con eso.

Sin embargo, así como el acto de ver no es fiable tampoco lo es el de interpretar. Si nuestras interpretaciones fuesen de fiar, entonces nunca nos equivocaríamos. Pero sabemos, por dolorosa experiencia, que esto no es así. Además, el posmodernismo agrega que el acto de interpretar crea el contexto.

Cuando uno ve (interpreta) una fotografía, está agregando un elemento nuevo al cuadro: el conjunto de procesos neurofisiológicos que desatan la observación y la interpretación. Pero yo no me refería a la objetividad de la interpretación de una fotografía sino a la objetividad de la fotografía. Con otras palabras, lo que hice fue establecer la correspondencia

fotografía -> realidad

y no

interpretación -> realidad

Es decir, el RGBColor(00, ff, 1a) de la fotografía se corresponde casi exactamente con el color real de la nervadura de la hoja que hace un tiempo estuvo delante del objetivo de mi cámara.

Por otro lado, la imagen no es la realidad (más allá de la suya propia) sino una representación. Este es otro punto sobre el que más adelante escribiré con mayor detenimietno, dada la pertinaz confusión posmoderna entre la realidad y la representación de la realidad.

Anónimo dijo...

Me gustó mucho tu blog!!! Y este post me gustó también, no porque sea verdadero, sino por su objetividad... O subjetividad??? ya me hice bolas.

jaja saludos!

Claudio dijo...

:·D

Saludos también para tí y gracias objetivas, ¿o subjetivas? Bueno, ambas gracias.