jueves, julio 21, 2005

Una linterna en el bosque

Esta sólo es una entrada para asentar en algún lado una metáfora que se me ocurrió mientras miraba una película de suspenso.

Por algún motivo que no acabé de entender la protagonista debía buscar una roca en un bosque que me recordó mucho al de Blair Witch. Debía hacerlo para seguir con vida luego de las 7.30 de la mañana siguiente. En el bosque sólo se veía lo que enfocaba el estrecho haz de una linterna, el resto era oscuridad y silencio, aterrador silencio. El corte entre la luz y la sombra era abrupto, como si se tratara de un láser pero de luz extremadamente blanca. La irrealidad de la imagen fue, quizá, lo que me llamó la atención he hizo que me perdiera en la metáfora que quiero comentar.

Es común leer que la verdad es imposible de alcanzar porque somos nosotros quienes construimos la realidad con nuestros prejuicios o, en todo caso, nuestra observación está sesgada por nuestros instrumentos conceptuales. En mi opinión, la cuestión de la búsqueda de la verdad se asemeja un poco a la aventura de la hermosa joven y su agónica búsqueda de la piedra mágica con la linterna.

Es cierto que sólo conoció aquellos lugares que enfocó con su luz, pero la rata muerta y el hormiguero que logró esquivar no fueron una construcción de la linterna o de su voluntad de enfocar hacia ese sector; estaban ahí antes que ella llegara y permanecieron luego que su atención se dirigió a otro lugar del tenebroso bosque.

En un momento la joven corrió con toda prisa porque creyó divisar la roca que le salvaría la vida; sin embargo, la misma luz que en un momento la había ilusionado ahora la desengañaba. A la protagonista de la historia no le hizo falta ningún instrumento nuevo para detectar su error, sólo un poco de pensamiento crítico para darse cuenta que la mole que tenía delante de sus ojos no era la que ella buscaba con desesperación. La forma -de una corona pequeña- era similar, pero debía ser de jade y no una simple piedra blanca, como la que la muchacha ahora acariciaba con sus lágrimas.

¿Y no es posible tener una linterna con luz verde? ¿No sería verde la piedra en tal caso? Claro que es posible. Y sí, la piedra sería verde, porque el color de una cosa depende de la luz con que se la enfoque. Si tiro del hilo de la metáfora, ¿no estoy reconociendo, entonces, que la realidad (la piedra) depende del marco conceptual con el que la miremos (la luz de la linterna)?. No, no lo estoy reconociendo, porque tirar del hilo hace que se corte. La metáfora deja de ser válida porque el color no es una propiedad de las piedras sino del sistema piedra-luz. En el caso del conocimiento, el hecho que dos marcos conceptuales arrojen resultados distintos sobre una misma realidad es una señal segura de que al menos uno de ellos está equivocado, no un indicador de que existen dos realidades.

Entonces ¿cuál de los marcos conceptuales es el acertado, si es que hay alguno? Es posible que con los datos que tenemos no lo podamos decidir y tengamos que esperar unos nuevos. En ciencia siempre pasa, se comparan dos teorías "rivales" con los resultados del experimento y se descarta la menos coincidente. Recordemos lo que decía Richard P. Feynman:
Si no concuerda con el experimento está mal. En esta sencilla afirmación está la clave de la ciencia. No importa cuán hermosa sea su especulación, no importa cuán inteligente sea usted, si no concuerda con el experimento está mal. Y eso es todo.
¿Qué hubiera ocurrido después de las 7.30 del día siguiente si la hermosa muchacha que buscaba la corona de jade hubiese tenido una linterna de luz verde y hubiese regresado al castillo con una piedra común y corriente en su bolsa? No me animo ni siquiera a imaginar ese final: Habría pagado con su vida el error. El hecho es que siempre es posible encontrar un nuevo método que nos indique el error ¡y no siempre es tan trágico! La muchacha de la pélícula finalmente... bueno, por todos es sabido que los finales de las películas de misterio no se cuentan.